Roberto Carlés: «Yo me tengo fe; qué resolverán los políticos, no lo sé»
La Nacion 16/09/15: El diálogo arranca con una advertencia: «No tengo mucho que decir». Sin embargo, a medida que avanzan las preguntas, queda en claro que Roberto Carlés, el joven doctor en derecho a quien el gobierno nacional propone como nuevo ministro la Corte Suprema de Justicia, es optimista sobre su futuro. «Yo me tengo fe; qué resolverán los políticos, no lo sé», dice Carlés, a un día de cumplir los 34 años, en una entrevista con La Nacion vía mensajes directos de Twitter.
Su optimismo no se opaca ni siquiera por el hecho de que su pliego haya quedado virtualmente «frizado» en el Senado. La corta edad de Carlés, su falta de trayectoria en derecho fuera del ámbito académico y algunos puntos poco claros de su currículum fueron los cuestionamientos de la oposición. Esta mañana, tras la renuncia de Fayt, el propio jefe de gabinete Aníbal Fernández avaló el pliego de Carlés. «No se trató [en el Congreso] y sigue siendo el candidato del Gobierno. El pliego no se retiró y sigue vigente para ser tratado en cualquier momento», dijo el funcionario al entrar a Casa de Gobierno.
-¿Cómo recibió la noticia de la renuncia de Fayt?
-Sin sorpresa. Algunos allegados a él, como su abogado, habían adelantado hace algunos meses que dejaría el cargo después de que terminara este gobierno.
-¿Se considera la antítesis del juez Fayt?
-No me considero la antítesis de nadie, menos de Fayt. Y si bien no coincido con todas sus opiniones y decisiones, creo que ha sido un juez ejemplar, que prestigió a la Corte.
–A él lo cuestionaban por su edad y a usted, entre otras cosas, también.
-Creo que no se debe discriminar, ni mucho menos maltratar a nadie en razón de su edad, sea porque es joven o porque es anciano. Decir que porque alguien es joven no tiene conocimientos, capacidad, idoneidad o experiencia suficiente para el cargo, sin conocer ni analizar el caso, es claramente un prejuicio, y es discriminatorio. Del mismo modo que lo es suponer que alguien porque es muy anciano ya no está en condiciones de ejercer el cargo. Creo que lo que algunos propusieron en el caso de Fayt era precisamente conocer si estaba o no en condiciones de continuar ejerciendo. Ese es el sentido que tiene la disposición constitucional que prevé renovar el acuerdo cada cinco años después de los 75 años de edad.
–¿Los jueces deberían ser vitalicios?
-No, yo creo que el cargo de juez de la Corte Suprema, como lo es el de magistrado de varios tribunales constitucionales europeos, debería ser temporal, no vitalicio. No más de nueve o doce años en el cargo. No creo, como sostienen algunos, que esto pueda afectar su independencia. También sostienen que pagar el impuesto a las ganancias la afectaría. No hay que encubrir privilegios detrás de la independencia de los poderes, que es una de las bases del sistema republicano. No hay que olvidar, además, que la Corte no es un tribunal más, además de ser el máximo tribunal y el último intérprete de la Constitución, es la cabeza del Poder Judicial de la Nación, responsable de su gobierno. Y un poder semejante no puede ser para toda la vida.
Hubo un acuerdo de distintos sectores políticos para «frizar» su pliego en el Senado… ¿Qué lectura hace al respecto?
-El acuerdo de la oposición no fue para frenar mi pliego, sino que en noviembre del año pasado, antes de que se conociera mi candidatura, decidieron e hicieron público que no votarían a ningún candidato que propusiera este gobierno.
–El Gobierno no volvió a mencionar su nombre hasta hoy. ¿Recibió algún guiño en estas horas?
-He visto que el jefe de Gabinete ha recordado a los periodistas, esta mañana, que el candidato del gobierno para ocupar la vacante producida por la renuncia del doctor Zaffaroni, soy yo.
–Sergio Massa juntó casi 3 millones de firmas para impedir que usted se convierta en ministro de la Corte… ¿Cómo le pega eso a su ego?
-No me consta que las firmas que recolectaron fueran contra mi candidatura. Creo que presentaron las firmas que habían recogido en contra del Anteproyecto de Código Penal, cuya redacción coordiné. Y por cierto, se podía firmar a través de redes sociales, en sitios webs. No fue un procedimiento serio.
–¿Cual cree que sería su gran aporte a la Corte?
-Además de mi especialidad, hoy la Corte carece de un penalista, creo que le aportaría dinamismo. Quiero una Corte activa, y abierta al diálogo. Anhelo que el «diálogo» y la «cultura del encuentro» sean algo más que eslóganes de corrección política y se materialicen en prácticas concretas, de diálogo interinstitucional, con las partes involucradas en los pleitos, con todos los actores sociales involucrados, especialmente los más vulnerables. Y también me gustaría una Corte que, de a poco, fuera consolidando un perfil de tribunal constitucional. Una Corte abierta a la gente, con transparencia y participación en la administración y en el proceso de toma de decisiones. Me gustaría también que se intensificara la práctica de las audiencias públicas. En fin, todas cuestiones que propuse en la audiencia en el Senado.
–¿Va a ser el próximo juez de la Corte? ¿Se tiene fe?
-Sí, claro que me tengo fe. Pero la decisión está en manos de la política. Lo importante ahora es que la Corte vuelva a estar completa y sin ningún tipo de restricción para su normal funcionamiento
Fuente: LaNacion 16-09-2015