CASO LUCIO: EN EL INICIO DE LA QUINTA SEMANA YA SE LLEGÓ A LOS 50 TESTIGOS
Seis testigos se escucharon hoy en la duodécima jornada del juicio oral por el homicidio de Lucio Abel Dupuy, ocurrido el 26 de noviembre de 2021, y por lo tanto ya llegaron a 50 las personas que declararon hasta ahora frente a los tres integrantes del Tribunal de Juicio.
En el arranque de la quinta semana del proceso, la jueza Alejandra Flavia Ongaro y los jueces Daniel Alfredo Sáez Zamora y Andrés Aníbal Olié oyeron a un psicólogo, una trabajadora social y cuatro testigos de actuación. La otra novedad del día fue el desistimiento de 14 testigos, cuyos testimonios se incorporarían por lectura.
La muerte de Dupuy habría ocurrido en el departamento de la calle Allan Kardec, que el niño de cinco años compartía con su madre, Magdalena Espósito Valenti y su pareja, Abigail Páez. Justamente ambas son las acusadas por el crimen.
El primer testigo de hoy fue un psicólogo del ámbito estatal que atendió a Espósito Valenti. Su citación fue requerida por la querella. Las preguntas –durante una hora– apuntaron a saber sobre qué ejes giraron las charlas con la paciente.
Por ello el profesional habló de la relación de la acusada con Lucio, con el padre de su hijo (Christian Dupuy) y con Páez, el cumplimiento de la cuota alimentaria y el régimen comunicacional y la función materna. El progenitor del niño forma parte del proceso como querellante particular, aunque no asistió a las audiencias, excepto el primer día cuando testificó.
A posteriori, el defensor oficial de Espósito Valenti, Pablo De Biasi, interrogó al psicólogo sobre si Lucio estaba estuvo en una situación de riesgo, si el padre cumplía con el pago de la cuota alimentaria, si acompañó a la madre en el proceso del embarazo y si existieron episodios de violencia en la pareja.
Al final, el testigo respondió unas preguntas breves de la defensora oficial de Páez, María Silvina Blanco Gómez –estuvo acompañada por su colega Paula Arrigone–, y de la asesora de niñas, niños y adolescentes, Graciela Massara.
La segunda testigo fue una trabajadora social de la Unidad Funcional de Género, que se limitó a relatar cómo acompañó y contuvo emocionalmente a Christian Dupuy cuando se produjo el homicidio y qué conversaron de la vida familiar en esas circunstancias.
Posteriormente, dos mujeres y un hombre fueron llamados solamente para que reconocieran sus firmas en tres actas, ya que ellos fueron testigo del secuestro de un auto, celulares, ropas y zapatillas en el marco de la investigación policial y en las horas posteriores al hecho.
Una tercera mujer fue convocada por la misma razón, ya que presenció el allanamiento al inmueble de la calle Allan Kardec. Pero a ella Blanco Gómez, pidió formularle algunas preguntas. La defensora quiso saber si entró a las habitaciones y le pidió que las describiera y dijera qué encontraron y se llevaron de allí. Además, le solicitó que reconociera un mueble en una fotografía.
Espósito Valenti, de 25 años, está acusada por la fiscalía –hoy estuvieron presentes por el Ministerio Público Fiscal, la fiscala Verónica Ferrero y Marcos Sacco– de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización y con acceso carnal vía anal y oral; agravado por ser la ascendiente (progenitora), por ser cometido por dos personas y por existir convivencia entre ella y la víctima menor de 18 años; todo como delito continuado; en concurso real con homicidio calificado por ser la ascendiente, por ensañamiento y alevosía.
A su vez, a Páez la acusa de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización y con acceso carnal vía anal y oral; agravado por ser la guardadora al momento de los hechos, por ser cometido por dos personas y por existir convivencia entre ella y la víctima menor de 18 años; todo como delito continuado; en concurso real con homicidio calificado por ensañamiento y alevosía.
La querella particular, ejercida por el abogado José Mario Aguerrido, en su alegato de apertura, sostuvo que además el homicidio fue cometido por odio al género masculino, otra agravante que prevé el Código Penal.